domingo, 10 de agosto de 2008

JUVENTUD

"Hemos dicho, reiteradamente, que no queremos para nuestra juventud la frustración y la muerte, porque ella es la destinataria de los frutos de la victoria que se ha logrado con su entusiasmo, su desinterés y su entrega generosa. La liberación de la patria les pertenece por derecho propio.

Pero esa victoria, que ya ha costado tanto, requiere, para su consolidación, toda la vocación de servicio y de grandeza de la juventud.

Se inicia una etapa en al que será necesario una defensa apasionada y clara de los actos revolucionarios del gobierno. No la superficial censura ni la crítica dogmática, porque esa vendrá de los intereses heridos, de los abusos desterrados, de las explotaciones no consentidas que adoptará las formas y el lenguaje de la crítica revolucionaria y de la moralina administrativa, como ya supo hacer en el pasado.

Esto no quiere decir que queremos una juventud obsecuente. La queremos, por el contrario, consciente, tenaz y protagonista de la reconstrucción nacional.

Queremos una juventud que comprenda que es vanguardia de un ejército en lucha. Que no se siente sola, sino integrada en la misma. Que sepa que, en la lucha total del pueblo por su liberación, hay una conducción insustituible y una unidad de acción que exige declinar todo individualismo.

A esa juventud maravillosa de nuestra Patria quiero decirle, enfáticamente, que a partir de hoy, la especulación, el lucro de la usura sobre el salario del pueblo, la intermediación inútil, el enriquecimiento ilícito de los funcionarios, la prédica sutil de los monopoios desplazados de la venta de nuestra producción, las maniobras arteras de quienes se habían comprometido con los expoliadores de nuestra riqueza y de nuestro trabajo, serán los únicosa enemigos, determinarán las líneas de batalla e intentarán el combate aunque sepan sobradamente que la liberación no se negocia por nada ni por nadie. Y serán derrotados tantas veces cuantas las intenten, porque a la juventud ya nadie la engaña, nadie podrá confundirla: es consciente del lugar de la barricada que debe ocupar porque tiene sed y hambre de justicia...

El memorable mensaje del 1° de Mayo de 1955, el último de su gestión presidencial interrumpida por la dictadura de septiembre, el general Perón lo dedicó a la juventud, como esperanza de su doctrina y de sus banderas.

Permítase que hoy lo evoque en esta histórica mañana de justicieras reivindicaciones, haciendo mías sus palabras de entonces: ¨Creo en los jóvenes. Miran hacia adelante y hacia arriba. Ven la altura de mi ¨empresa¨, y la claridad de mi divisa porque en sus ojos limpios les brilla el alma despojada de la soberbia que enceguece a los hombres maduros...

Debo advertirles, por la experiencia de mi vida, que todos los caminos que llevan a la cumbre son duros y difíciles y es necesario ascender con el más absoluto equilibrio entre la inteligencia, el corazón y el cuerpo, cuya materia sustenta la armonía entre las ideas y los sentimientos.

Deben recordar que el exceso de ¨entusiasmo¨de los grandes corazones frecuentemente confunde la inteligencia. Cuando ¨se siente¨demasiado se deja de pensar. Cuando se piensa mucho, la lógica de la razón enfría hasta congelar los sentimientos.

Por eso se debe evitar la imperfección de la unilateralidad... Nos queda la íntima satisfacción de haberles señalado la cumbre y sus caminos... Y nos queda el gozo anticipado de haberles entregado nuestra propia bandera, Sin egoísmos, para que ellos la claven en la cumbre del destino nacional y la dejen allí, flameante entre el cielo y la tierra."

Héctor J. Cámpora. ¨La Revolución Peronista¨.

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